Esta noche oí la lluvia volver,
suavemente caer,
y no estabas tú.
Aspire su fragancia,
en este comienzo de invierno,
la sentí en mi frío cuerpo,
y no estabas tú.
Ví el viento jugar con los arboles,
las hojas volar,
y no estabas tú.
Ví la oscuridad atraparme,
la soledad consumirme,
tú sombra y mi deseo,
revueltos en el tiempo,
por encima de todo,
en contra de mis tormentos,
desarmándome por entero,
y no estabas tú.
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