21 junio, 2012

Vida.

La vida va pasando deprisa,
siguiendo su paso acelerado,
en ella,
que pasea sus tacones altos
entre piedrecitas imposibles,
y sus pies van caminando,
sin torcerse en el intento, 
con su ruido sonando,
despertando al mundo,
soñoliento.
La vida va continuando,
llenando su armario de ropa estrecha,
en una sociedad de telas anchas
y su cuerpo sigue el ritmo,
al compás de un baile prohibido.
Y la vida no se para, 
sigue con su pelo alborotado,
agitándose libre,
en el circulo cerrado
de pelo engominado,
en una estancia de ventanas cerradas,
cerrojos oxidados,
y las abre,
descarada,
aireándolo todo,
con el aire agitándose
que entra rebelde, 
como el sentido
que le ha dado a su vida...

( No llenes tu vida de años, llena tus años de vida)(...)


17 junio, 2012

Con la brisa del mar.

Se propuso dejarlo todo,
tirarlo al mar del olvido,
al agua salada 
del recuerdo perdido.
Se propuso sacarlo de su mente,
a tirones forzados,
sacudiéndolo, violentamente,
ahogándolo
con la espuma de las olas,
para que se lo lleve bien lejos, 
lejos de su mirada,
de su tacto, de su olfato...
Contra viento y marea, 
lo hizo,
y la orilla del mar,
lo absorbió para adentro.
Mezclado con la arena
y las caracolas,
flotaba el alma de sus desconsuelos
muy cerrada,
y la llave la lanzó, sin pena,
en la distancia al mar inmenso...

11 junio, 2012

Mensajes.

Te envío mi voz suave,
soplada por el viento
a través del espacio abierto
para que te choque en tus labios
y te deslice un beso.
Te mando mis manos cálidas,
lanzadas al cielo inmenso
para que te caigan encima,
dispuestas a hacerte cosquillas.
Un susurro intenso
en el eco mezclado.
El rayo de sol de mi sonrisa,
la luz de mi mirada.
Mensajes secretos 
crucigramas en el cielo,
el sol ocultándose
pintando el crepúsculo
con sus tonos anaranjados,
para colorear tus días oscuros.
La paz de mis horas tranquilas
en todos mis escritos,
con mi corazón palpitando,
dibujado en un rojo profundo.

(Solo se ama lo que no se posee totalmente. Marcel Proust)

05 junio, 2012

A contracorriente.

Unas manos que acompañan  unos labios,
que queman
como el primer sol,
cuando entra con fuerza
en la nueva primavera, tan esperada.
Unas palabras congeladas,
como la lluvia,
cuando cae fría,
en la otra cara de esa estación loca.
Un cuerpo que abriga
como en una manta, bien tapada.
Un silencio que enfría,
como la nieve caída,
en el pasado invierno.
Con un sol que no cruza,
el cristal de una ventana cerrada,
en una habitación helada.
Y en un rincón olvidados,
dos mentes confundidas
llenas de pensamientos locos,
aprisionados,
en un cerebro cuerdo.

(Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
Mario Benedetti)