Malvaloca.

Planta silvestre que crece salvaje y rebelde,
en los bordes del camino, en los asfaltos,
en trozos de tierra muerta,
entre paredes viejas, dónde nadie la espera.
Bañada sólo de tormenta,
madura alta y esbelta,
alimentada de los soles del verano,
de grandes hojas verdes y velludas,
al tacto ásperas, pero bellas,
dura e imponente,
de inmensas flores, exóticas
rosa muy intenso, alguna blanca, otra roja,
piropeada por el aire.
Duerme en la noche calurosa,
despierta alegre y suelta,
en la madrugada fresca.
Nació en una primavera,
crece y se pavonea en el verano,
se entierra en otoño y nunca conoció un invierno.
Malvaloca.

Cambiar pequeños ratos por grandes momentos.

Rompe la lluvia contra los cristales, fuerte, agresiva
los últimos granizos que chocan, violentamente.
A lo lejos nubes mezcladas en grises oscuros
matizadas en algún blanco,
un cielo encapotado a punto de caer

en trozos desiguales, por ver.

Cambia el rumbo, el horizonte se ensancha

ahora cae lluvia fina, persistente, transparente,

que poco a poco se deja de ver.

Rayitos de sol que se escapan

detrás de un cielo celeste, por momentos

cruzando un arco iris, deslumbrante

surcando los dos extremos de primaveras,

Soles empapados de agua

echan sus reflejos en las hojas, brillantes,

floreciendo bañadas con la lluvia.

La tierra mojada desprende su olor.

La vida vista desde otro punto, desde otro color.

(Eres primavera la estación de mis amores, de mis desamores, por eso quiero hallarte, por eso no quiero buscarte.Miguel Visurraga Sosa)

Mi florecilla.

La paz que desprendes como el significado de tu nombre,

se me queda atrapada en el alma y en el corazón pegada.

Me abrazas tan tiernamente que ni un hilo de luz de sol

rompería ese encantamiento.

Tus manecitas siempre frías en el calor de mi corazón

las llevo a cada instante.
Una carita más dulce que el azúcar,
un pelo más suave que el terciopelo.
Siento que me falta el aire cuando te alejas de mí
y no puedo vivir mucho rato si no estas junto a mi.


(Hoy, 13 años atrás.)

Otro escrito en el tiempo.

En mi cuerpo el fruto floreció

de  bellas flores se dulcificó

alcanzando su máximo resplandor,

cuando una suave brisa lo envolvió.

Repleto de cariño su cascarón, rompió

para lentamente, convertirse en una linda mariposa, al sol

tratando toda mi vida de sentimientos de amor. 

Las palabras se las lleva el viento.

Palabras que se sueltan al viento y caen de golpe al suelo,
porque no pueden con su propio peso.
Algunas palabras que escupen su veneno inyectándose en el cuerpo,
quemándote por dentro.

Otras palabras que se escurren en un pozo profundo

y al llegar al final se oye un sonido hueco.

Pocas palabras que te motivan como la brisa

que se mueve despacio y te acarician, sigilosamente.

Unas palabras flecha que se disparan  sin remedio

haciendo blanco en el corazón directo.
Las palabras con MAYÚSCULAS y en negrita
que te marcan en el pecho y se graban como fuego.
Y muchas palabras vacías, perdidas, imposibles, confusas, extrañas
que se atragantan en las gargantas.


Sólo son palabras en una carta a ninguna parte, a ningún buzón...

Un paseo por las nubes.

El camino se fue haciendo más estrecho y más profundo,

con algunas piedras tropecé,

levantándome de nuevo sin hacerme daño.

Entre tormentas me he mojado,

esperando la calma en un banco sentada.

Se encendieron todas las farolas
a mi paso en la noche oscura.
Ya puedo pasear serena y sola.

Mi pajarillo.

Sentir palpitar tu corazón al mismo ritmo que el mío,

derramar mis lágrimas al compás de las tuyas,

apretarte contra mi pecho, oliendo

todo el agradable aroma que desprende

tu piel de bebé,

pasar las noches en vela, mirando contigo
las estrellas.
Empezar a contar cuentos en la vida en azul.
Verte crecer feliz tan fuerte y tan sano,
como un álamo,
tan nervioso e inquieto como un pájaro.

( Tal día como hoy, hace 16 años)

Escrito en el tiempo.

En aquella tarde de abril que mi bebé vio su primera luz,

un rayo de sol, lo iluminó,

dejando en él todo su resplandor.

Con su pelo rubio de remolinos eternos,

el niño de mis ojos, grandes e intensos,

agita sus manos, nervioso,

queriendo alcanzar una estrella

sin saber que yo tenía miles guardadas

para que jugara con ellas.

(Recuperado del baúl de los recuerdos)

Vuelve locura.

Encerrada, las alas desplumadas para volar.
Cansada, las manos torpes para usar.

Deprimida, el alma enferma para sanar.

Enfadada, el genio sordo para chillar.

¡Vuelve locura, vuelve, ya!!!

Amores.

Se rompe el amor, como cruje un jarrón, contra el suelo de un empujón,
haciendo un ruido ensordecedor.
Ahogándose en su propio veneno, las patéticas flores en su último intento
de agarrarse desesperadas a los trozos rotos, cortantes.
Esparcidos los pétalos marchitos, desgástandose, deshojándose,
hojas muriéndose, tallos pudriéndose.

( Algunos ratos después)

Todo recogido, todo barrido, tirado en el fondo del cubo.
¡Salgo de compras y encuentro un nuevo jarrón,
lo lleno con montones de flores de distinto color!

Entra sin llamar.

Necesito darme un respiro,
meterme entre dos paréntesis,

soltarme el pelo,

quitarme el vestido,

enseñar el ombligo.

Acaríciame, solecito.

embriágame con tu vino,

despiértame a tu cobijo,

cadúcate conmigo,

desvíame del camino.
Correr por senderos prohibidos,

donde no haya señales,

donde no haya costumbres,

detrás del surco que dejan

 los aviones en el cielo,

contra el espacio y el tiempo...

... pero bien lejos...