Mientrás duerme el amor.

No quiere un amor a trozos
en mitades partido,
escrito en papeles rasgados
con borrones manchado,
entre momentos apresurados
a medias entregado,
a ratos compartido
de día oscurecido
y lleno de vacío.
No sabe lo que va a sentir,
pero siente lo que va a venir.
No sabe lo que va a venir,
pero oye lo que quiere oír:
algún día vendrá
un amor
a la altura de su corazón...

Un rumor debajo de la piel.

Soy como el sol de invierno
el que brilla en un día claro,
y se vuelve helada
en la noche oculta,
morena y espesa,
brillante y soleada,
soy oscura y profunda,
clara y despejada,
callada gritando silencios
entre palabras enmudecidas,
doy todo lo que soy,
entre abrazos regalados
contra corazones desatados.
Si huyes de mi...
no correré detrás de ti.
Tengo mi dulce rutina
que me acaricia mi calma,
y mi demente locura
que me baila en el alma.

(Siempre me vas a querer, yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer. Oscar Wilde)

No son nudos en la garganta, son pedacitos de recuerdos.(...)

Y, tú aire ausente,
como si fueses transparente,
absurdo y doliente,
dejando tu aroma
en el viento colgado,
tu recuerdo elevado,
sobre un cielo despejado,
azulísimo de intenso,
tu sonrisa diluida,
entre el eco de tu risa,
en la distancia
de mi mirada confundida,
soles que sin palabras hablan,
que sienten más que miran,
que mira lo que sienten...

Paseando entre la lluvia.

Mientras cae la lluvia ,
mi tristeza se va con ella,
se va perdiendo todo
todo se queda mojado,
se me caen los pensamientos
resbalan en los charcos,
se me nubla la memoria
 me atormenta la duda,
pierdo la razón
se desfigura mi atención,
pierdo hasta el movimiento
acelerado de mi cuerpo,
será la maldición
de las cosas que se quedan
incrustadas en el corazón,
y entre perdida y perdida,
quizá me pierda yo misma,
entre la lluvia camuflada,
transparente y delicada,
salvaje y desarmada.

(Yo no me encuentro a mi mismo cuando  más me busco, me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero. Michel de Montaigne )

Mojarme de lluvia.

Por la cuidad vagando,
sola y sin nada,
pero sin querer compañía.

La calle mojada y vacía,
hace sentirme protegida,
la lluvia que baila,
abundante y fina,
sobre mi cabeza saturada,
repleta toda ella,
de espesas cadenas,
que se van cayendo,
despacio,
vaciándome,
relajándome,
quedándose,
tiradas por las aceras...

(Las noches frías necesitan de la luz, reflejándose contra la lluvia, chocando con su sonido,
sobre las calles de historias infinitas.)(...)

Los sentimientos no se gastan.

Y me atormenta,
 me llueve
y me duele,
este vacío que vaga
por mi cuerpo,
está sensación inevitable
de querer y no poder,
de no saber ser,
y aunque intento llenarlo,
de cualquier algo,
insignificante,
 se me queda grande
el espacio.
Ambulando lloroso
un sentimiento, solitario
en sus lágrimas, ahogado
intenta flotar, desesperado.
...Pero te necesito
y te añoro,
aunque nuestro destino
no este cruzado
en nuestro camino...

-11-12-13-

Lleva su olor impregnado
en su cuerpo, depositado,
se embriaga de su ternura,
pone alas a su locura,
satura su memoria
de momentos permanentes,
vive de su recuerdo
a cada rato, distante
lo deja dentro de su mente
eternamente, encerrado
y lo va reviviendo
poquito a poco,
a cada instante
que su vida le resulta asfixiante.

(Un día  alguien va a abrazarte tan fuerte que todas tus partes rotas se juntarán de nuevo.) (...)

¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz? *

Saldré detrás de esa nube, tajante
como rayo de sol, fulminante
directo y de lleno,
a tu cuerpo, dispuesto
penetraré en tu alma,
sacudiré tu pena,
mataré tu dolor,
apagaré tu ardor,
y sacaré de mis venas,
mi sangre en tinta
para escribirte poemas,
heridas en mi cuerpo,
que se cicatrizan en tu recuerdo,
más de ese momento,
en que te tengo dentro.

(Te levantarás como una ola tempestuosa en el río
 de mis versos y no lavaré de mis manos las huellas de tu perfume. Alexander Block)
*Frida Khalo.

Un poquito de orgullo.

Te alzarás como palomo bravo,
surcando el cielo abierto,
volando sin rumbo fijo,
hacia ningún lugar en concreto,
disfrutarás de tu vuelo,

abrirás tus alas,
subirás y presumirás
de lo bien que sabes volar,
te pavonearás
te dejarás mirar
y tu orgullo todavía se levantará más,
pero... cuidado...
quizá no sepas,
que contra más subas,
más grande puede ser tu caída.


(Si crees que ya lo sabes todo, es que todavía no has aprendido nada. Alfredo Vela.)

Siempre diciembre.(El frío y yo)

Empezando nuevo mes,
ese, el del frío perverso
metido por todas partes,
ese, el del cielo azul intenso
de día con su sol puesto,
acompañado de su aire
cada vez más fresco.
El de las noches estrelladas,
y las mañanas
de blancas heladas.
El diciembre de siempre,
descompuesta de frío,
para no variar, como siempre.
Es él.
En diciembre, leña y duerme.(...)

Volver a sentirte.

Tu boca, mis labios
ni un suspiro de aire
entre ellos, perdido.
Mis caricias, tus manos
ni un milímetro de piel
entre ellas, escondido.
Tú con tu café,
yo con mi té
y el postre para después..
Todas nuestras ganas juntas
encerradas detrás de una puerta.
Todo el tiempo parado
en un momento inmenso.
...Y tu perfume se quedó
en mi piel pegado...

(Las palabras no alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. Julio Cortázar)

Dar el máximo de contenido a un mínimo de palabras.*

Dijo que cuando se fuese,
puede que más pronto que tarde,
se llevaría
todo lo que fuese suyo,
todo lo que traía,
se llevaría todo.
Y llegó ese día...
se llevó su aroma
con el aire que lo movía,
su alegría con su sonrisa incluida,
su vida atada a la mía,
sus caricias perdidas,
sus sueños contagiados.
Y lo que no se llevó
fui yo...
y yo era suya.

*Alejandro Jodorowsky

Nunca dejaré de mandarte besos.

En mis labios te tengo,
te espero, te reconozco,
te saboreo, te deseo.
Y todo me sale de dentro
toda mi alma entregada
en un dulce beso,
que agita el movimiento
de mi corazón, pausado,
que recorre mi sangre serena,
fluyendo por mis venas, agitada
y con los más apasionados
todos aprisionados entre mi boca,
encarcelan mi deseo,
aprietan mi nervio
y veo saltar chispas,
y subo a las estrellas,
y sigues en mis labios, puesto.

(El beso es un dulce movimiento que la  naturaleza ha inventado para cerrar las conversaciones cuando las palabras se vuelven inútiles. Ingrid Bergman)

Otro invierno.

Vuelves con el aire frío
te pegas a mi rostro fresco,
enredado entre mi pelo y mi gorro
envuelto en mi  bufanda
entrando en este tiempo,
de sol apagado
y nubes llenando el cielo,
entre guantes de lana
con ropa abrigada,
en casa encerrada
otro invierno que llega...

Dímelo.

Dime que te quedas,
en mi piel impregnado
como suave perfume
rozando, acariciando,
en mi cuello, depositado,
como un colgante,tatuado.
Dime que te quedas
dentro de mi corazón, instalado,
como fuego tenue
en mi pecho, eternizado,
dormido, extasiado
como un sello pegado.
Dime que el tiempo,
agranda el sentimiento,
caliéntame en este otoño,
de todo tú, completo.
Dímelo, amor, dímelo despacio.

Soy.

Soy el primer copo de nieve
en la cumbre de la sierra,
soy la hierba verde
que despierta debajo de ella,
la tierra mojada,
el agua que baja, helada,
a dormir en el mar, despistada.
Soy de todo y soy de nadie.
Soy quien quiere soñar,
soy quien quiere volar...

(No sabemos a dónde vamos, pero no es una razón para no ir. Marguerite Durás)

Mi circunstancía y yo.

Intenté curarme de ti
pero no lo conseguí,
en esos días dejé de pensarte
mientras,
la lluvia con sus primeras gotas
me despistaban la mente,
dejé de sentirte
cuando el frío que venía

el cuerpo me aturdía,
cuando el ruido de fondo
era demasiado potente,
pero volvías a mi memoria
sin querer, queriéndolo,
siguiendo mis impulsos,
me receté
dejar pasar el tiempo,
adormecí mi recuerdo
inverne mi sueño.

(Como deshacerme de ti, si no te tengo, como alejarme de ti, si estás tan lejos. Ricardo Arjona)

Tal día como hoy.

Estoy dentro de mi monotonía
cazando ideas,
que pasan volando
al aire, abrazándolas,
con mi mente, acariciándolas,
sueño despierta con ellas
en algunas ocasiones
me encuentro,
hablándome sola
y en otras con suerte,
pero solo de vez en cuando,
me duermo en su sueño eterno.

(Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida, que la muerte temblará al recibirnos. Charles Bukowski)

Rosa alma al aire.

Todos mis besos depositados
sobre unos labios serenos,
pacientes, esperándolos,
toda mi  inconfesable pasión,
que enloquece agitando mi corazón,
en un tic-tac inevitable,
interminable, indomable.
Todas mis ganas encerradas,
entre cuatro paredes, encarceladas,
a ratos depositadas en un deseo,
en otros momentos, soñándolo,
que al abrir una ventana,
se va con el  viento fresco
de este nuevo invierno,
que ya va enfriando mi cuerpo.
... y se va hacía algún sitio
en algún lugar lejano...

(Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, y yo aquí. Mario Benedetti)

Billete de ida y vuelta.

Nace de un leve gesto
resplandece, crece,
vive en la mente
se mantiene en el recuerdo
en todo momento,
y muere de golpe
dentro de tu pensamiento,
se queda brutalmente
por días instalado,
herido dentro de tu cuerpo.

Tranquilo, corazón ya habrá alguien que nos quiera.(...)

Mientras pueda pensarte.

Algunos de mis escritos
andan medio desnudos,
porque solo tienen un lado
de  una historia verdadera,
van pasando por mi cabeza
y las horquillas de mi pelo,
los va sujetando unos,
o dejándolos sueltos otros.
Los busco en mi misma,
encontrándolos,
en reflexiones e ideas,
aciertos y dudas,
con la imaginación desbordada
o simplemente algo alterada.
Soy un alma con alas
flamantes y nuevas,
fabricadas en cada historia,
que se lanza al vacío,
sin sabes su destino cierto...

A besos entiendo, a veces no.(...)

No quería olvidarme de ti,
ni tampoco acordarme tanto,
pero el viento soplando,
me traía tu cálido recuerdo,
podría expulsarlo todo,
pero prefería dejarlo sellado...
Contigo, estuve llena
de una boca con sus besos,
dulces y más y más apasionados,
montones de sensaciones,
entrando por mi ventana abierta,
que iba el viento cerrando...
Y no quería que me oyera,
dentro de mi silencio,
en una alcoba fría
pero volvía el fresco,
con sus recuerdos puestos...

Hablandote sola.

Tú, me gustas,

como me gustan las luces
brillando a los lejos,
en la oscuridad de la noche,
como los rayos del sol
entrando por la mañana,
en la ventana cerrada.
Tú, me gustas,
como me gusta el chocolate
saboreándolo a placer lento,
como cuando vuelo
empujada por el viento,
alzando mis alas libre.
No podrías gustarme más,
pero si más, de cerca y mejor,
a lo grande inmenso
mucho y demasiado.
Tú, me gustaste
a primera vista
a última vista
y a cualquier vista. (...)

(Uno de los secretos de una vida feliz está en darse constantemente pequeños gustos.
Iris Murdoch)
                         

Sentada en silencio, pensándote a gritos.(...)

La distancia entre dos,
no es un espacio vacío,
es un cielo cercano

lleno de pequeños detalles,
vivos y reales
expuestos a todos,
con olor a otoño
entre escalofriantes sensaciones,
de viento soplado
exponiendo,
colores amarillos y ocres.
Entren las mismas estrellas
que nos alumbran,
la misma luna nos saluda,
sentimientos que se disparan
chocando entre ellos,
explotando, salpicándonos.
Porque cuando se quiere,
un lunes se vuelve festivo,
un día largo sin su noche,
los kilómetros se acercan,
las distancias se acortan.

Si me voy.

Si me voy,
me extrañarías, si me voy,
los rincones solitarios
llenos de mi ausencia,
vacíos y saturados,
los huecos cerrados
abiertos a mi esencia,
sosos y embriagados,
mis cosas desperdigadas,
desordenadas y acopladas.
Si me voy,
me extrañarías, si me voy,
mis lágrimas desahogadas
entre las tuyas desoladas,
en el cajón de los pañuelos olvidados,
mil ratos alegres,
multiplicados por los tristes,
agrupados en los años de un calendario.
Si me voy,
me extrañarías, si me voy.

(He visto poemas salvar vidas, sin que lo supieran, ni los poemas ni las vidas. Eduardo  Millán)

No me olvido de sentir.

Y así sin más,
me fui acostumbrando a tu ausencia,
ya no tenia un corazón apretado
a un pecho, consternado,
ni una mente muerta
en una cabeza enterrada.
Ya no existías,
en la tristeza de mis versos negros,
papeles al viento, echados
con palabras de amor eterno
que se escurrían, volando
confundidas con el entorno,
de aquellos días grises
y demás noches tristes.

(A veces tendrás que dejar ir ciertas cosas, para que otras mejores se aproximen).
(...)

Entre tu y yo, nada y todo.

Que bonito leer entre tus líneas,
por toda tu piel escritas,
sobre el blanco de una sabanas,
dibujando miles de caricias.
...Y el calor de tu cuerpo
contra en mío, fundido...
Que alegría en la memoria,
de mi mente plasmado,
que conserva la vivencia,
de tenerlo todo ahí, resguardado.
Que tiernos dos pares de ojos
mirándose hechizados,
dos bocas templadas
buscándose con ganas.
...y te esperan grandes besos
entre mis cálidos labios
y muchas más caricias
contra tu piel confundidas...

(Te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía. Mario Benedetti)

Entre mis ganas de nada y mi necesidad de todo.(...)

Y me iré lejos,
más allá de donde se pierde
la razón y la mente,
por el camino de los pasos,
andados a intervalos,
corriendo a ratos,

a ratos, empujada por el viento,
huiré deprisa,
tranquila y levemente alterada,
saltando sobre el florido seco,
de los campos de otoño,
surcando a todo vuelo,
por las nubes flotando,
entre el cielo y el suelo,
subiendo y bajando,
levantando hojas secas a mi paso,
enredándome en las raíces de los arboles,
chocando contra el horizonte,
perdida en el presente.
No me hagas decirte adiós,
simplemente, te diré hasta luego.

(La soledad es a veces la mejor compañía y un corto retiro trae un dulce retorno. Jhon Milton)

Leve suspiro de otoño rojo.

Pensó que fue
como hoja de otoño
que el viento
mueve de aquí para allá,
cuando era pequeña y delicada,
verde intensa
y ahora toda bronceada,
entre arboles, resbalándose,
al sol, tostándose,
contra la lluvia, mojándose,
vivía plenamente,
mirándolo todo, intensamente,
pero se irá para siempre,
eso si, volviendo a resurgir,
en la primavera, otra vez feliz.

(El otoño es una segunda primavera, en la que cada hoja es una flor. Mario Camus)

Olores, aromas, sensaciones.

Me voy metiendo en el otoño,
con el olor de la tierra mojada
que desprende el suelo.
después de la primera tormenta,
absorbe el instante seco,
sucumbe todo el momento
respirando intenso,
Después en el invierno,
el olor fuerte del café,
ese aroma envolvente,
que se queda entre cuatro paredes
impregnando el ambiente,

dulce gusto amargo
dentro de una taza humeando.
Y al volver la primavera loca,
entre mil olores jugando,
destaca el jazmín en flor
entre verdes hojas,
blancas flores trepando,
olor embriagando,
absorbiendo,
al corazón abierto.
Verano, caluroso, exaltado,
con  la brisa marina,
entre el aire y el mar salado,
expulsa oxígeno saturado
de agua y sal, mezclada,
aroma hechizado.

(El recuerdo es el perfume del alma. George Sand)

Todo lo que cabe en un hueco.

Y de repente de un hueco
sale un rayo de sol,
que lanza una flecha,
sacándote,
una sonrisa intensa,
cuando todo el cielo es gris,
cuando lo surca un arco iris,
con lluvia fina,
mojándote,
dando brillo a tu rostro,
sonrojándote.
La vida tiene detalles pequeños,
que hacen alegrarte el momento,
un gesto simple, 
en un día grande,
de una vida más inmensa  todavía.

( Te cambio tus ojos tristes, por mi corazón desbordado.) (...)

Corazón.

Quiero despertar contigo
todos mis deseos dormidos,
comernos a besos de caramelo,
anudar nuestros dedos, 
acariciarnos a tacto suave,
besarnos en mitad de la calle,
inventar un perfume nuevo
con el olor de nuestros  cuerpos,
frotarnos hasta sacarnos brillo,
desnudarnos vestidos,
empujados por el viento
en una moto subidos,
hacer realidad todos los sueños sufridos,
quiero sentir contigo
todo lo más profundo.

( Dime porque preguntas, cuanto te he echado de menos,
si en cada canción que escribo corazón,
 eres tu el acento. Fito)

Susurrándonos.

Si quieres  paseamos
entre jardines perfumados,
entrelazamos nuestras  manos
o simplemente nos acariciamos,
si lo prefieres,
juntamos nuestros rostros,
quizá nuestros labios se rocen

o quizá, no,
puede que fije mis ojos en ti,
a lo mejor, nos reflejamos,
me miras,
o no, nos miramos,
Seguimos de la mano
o nos hemos separado,
nos distanciamos,
se mueve el viento entre nosotros,
quizá, ya ni nos tocamos,
sin quererlo nos ampliamos
me alejo a paso lento
disimulando algo,
te vas sin mirar atrás,
seguimos andando en diferente camino,
ya, no nos miramos
nos hemos alejado,
nos vamos olvidando.

( ...Yo la quise, y a veces, ella también me quiso...Pablo Neruda)

Como un leve suspiro...(otoño, va llegando)

Las primeras gotas de lluvia
que caen de un cielo de verano
casi despidiéndose, despacio,
suave calidez que queda,
dejando su especial olor,
de tierra mojada
encharcando el suelo.
Los primeros frescos del día,
tapada entre manga larga,
leve caricia de otoño
que va dejando huella
en el tiempo.

Las nubes blancas grisáceas,
la lluvia fina, tormenta mansa,
el volumen del sol, bajado,
la tibia brisa que corre,
alborotando mi pelo,
refrescándome el cuerpo,
pies con zapatos puestos,
piernas con pantalones largos,
ropa templada.
Colores y aromas nuevos,
mezclados en el rato,
que se queda grabado
en el espacio de tiempo, cambiado.

Contigo, conmigo.

Contigo; conmigo,
no quiero París en primavera,
ni ningún recorrido
por la Francia encantada,
del país vecino,
el sueño de mis sueños furtivos.
Contigo; conmigo,

quiero quedarme en cualquier sitio,
entre una simple ventana,
ensuciada con dos bocas
de besos apasionados,
con huellas de manos entrelazadas,
un viaje sin retorno ni ida,
una maleta sin fondo,
ropa en el suelo tirada,
con noches estrelladas
entre sabanas arrugadas
y mañanas adormiladas
con sonrisas descaradas.
Contigo; conmigo,
en un viaje enloquecido...

(Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Pablo  Neruda)

Casi una despedida.

Días que la luz del cielo
va empequeñeciendo
en las tardes-noches de agosto
de anocheceres intensos,
no quiero escribirlo
demasiado claro,
solo dejarlo como un susurro
en los labios pegado,
no quiero nombrarlo
ni pensarlo todo el rato,
pero el verano se va cerrando,
dentro de su estación, terminando,
lentamente despacio
se va, disimulando.

(Los grandes momentos se dividen en dos tiempos,
cuando se viven y cuando se recuerdan)(...)

Como un tatuaje.

Nace de un pequeño gesto
que se hace de nada,
te paras, lo miras,
y entra de lleno en tu pensamiento,
todo se vuelve más claro,
sin que sepas su razón,
pequeño y ridículo,
grande y abultado suspiro,
que sale de tu interior
sin ninguna explicación,
una suave sonrisa
que entra fulminada

y se queda arraigada,
creciendo a paso lento,
despacio, con leves caricias,
lenta con sugerentes palabras,
enredándose a tu cuerpo,
como un tatuaje adherido,
llenando los surcos de tu piel,
renovando el movimiento de tu sangre,
con ese sutil veneno,
que recorre dulcemente,
todo el entorno de tu cuerpo.



(Todo lo que una  persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad. Julio Verne.)

La vida es bella.

La vida es mía,
de mi baile acelerado
danzando al ritmo
de un corazón enloquecido,
con alma repleta de ilusiones
que se escapan solas
juntándose en ganas agitadas,
contra un cuerpo vibrando enloquecido.
La vida es poesía,
aventuras y desventuras,
haciendo rimas,
penitas al viento,
versos apasionados.
El rincón de los pañuelos arrugados,
amontonando lágrimas saladas,
de risas y penas estrujadas.
La vida es irreparable, inevitable,
no vale la pena quedarse quieta,
mirando como crece la hierba,
Descálzate...
písala, disfrútala,
poniendo color a tus pies
enverdecidos de adrenalina,
cargada de vida.

(Lo menos frecuente en este mundo es vivir.
 La mayoría de la gente existe, eso es todo.
Oscar Wilde)

Esa luz...

Algunas veces esa luz brillante,
escondida, indulgente,
no quiere salir del nido,
que hizo en algún momento,
desconsiderado, extraño,
agazapada se queda escondida,
en el alma dormida.
Hasta que pasa una estrella fugaz,
reluciente, resplandeciente,
y despierta y hace vivir,
lo que no quería salir...
...Todos tenemos un ángel alrededor
alumbrando nuestro interior,
que vuelve a encender la llama
de las cenizas pisadas...


(Nuestros ojos  intercambiaron su luz .Paul Elaurd)

Por si...

Por si vuelves,
sacaré todos los besos que nos dimos
de la caja de los recuerdos compartidos
abriéndolos y aireándolos,
todos de nuevo,
por si al viento quieres cogerlos.
Por si me lees,
cogeré todos los versos que escribí antaño,
flotando entre nubes y palabras apasionadas
para hacer el más intenso,
entre tu recuerdo

 impreso,
por si el papel te llega.
Por si paseas por mis alrededores,
gritaré a los cuatro vientos
tu nombre para que el eco
contra el horizonte abierto
vuelva en tu olor impregnado,
por si mi propio olor te llega.
Por si oyeras,
los latidos de mi corazón
sonando en la distancia
del camino señalado
al compás de su son acelerado,
por si lates conmigo.

(Si amas algo déjalo libre, si vuelve es tuyo; si no, no lo fue nunca.)(...)

Ya no escribo.

Ya no escribo...
ya no anoto mis sueños perdidos,
mis ganas secuestradas,
mis libertades presas,
mi rebeldía con causa,
mi imaginación desbordada,
mi libro abierto a la vida,

mis notas confundidas.
Pasando por los días,
sin más pena ni más gloria.
Agosto como siempre, sofocante,
lleno de gente interesante,
que viene y va como lucero fugaz,
bajo estas noches de lluvia de estrellas,
mirando hacia el cielo, contenta,
feliz a pesar de todo y de nada,
parada en el momento,
como frágil animalito,
descansando de la calor
del verano intenso.
Se me va el tiempo sin escribir...

El corazón daña; la risa, no.

Dicen  que me río de los momentos
aunque no sean divertidos,
con amplia sonrisa, a carcajadas
y mirada serena, emocionada,
abro la puerta a la alegría
de par en par,
porque la pena suele entrar sin llamar.
Dicen que no me tomo
las cosas seriamente
que soy un poco demente,
que me burlo de todo, 
que me río con ganas,
mi risa contagiosa,
se destaca del murmullo
de la rutina de la gente,
grises personajes,
con las manos
tapándose la sonrisa,
de corazones vendados,
llenos de todo el consumismo
de la sociedad sin fundamento,
pero vacíos de lo simple y verdadero,
de esos me río, yo.
El corazón daña; la risa ,no.

95 minutos.

95 minutos, perdida en tus besos
entre tus dientes despistada,
en tu boca olvidada,
desorientada,
entre tu lengua mojada
jugando descarada.
95 minutos, encerrada en tu cuerpo
encarcelada a tu pecho,
en tus piernas enredada,
a tus brazos atada.
95 minutos, sofocada en tu pasión
al infierno bajada,
directa al cielo, alzada,
apuntando, derecha al corazón.
95 minutos intensos,
dejada de caer,
en un pozo lleno de deseo.

(Nunca me digas que el cielo es el limite, cuando hay huellas en la luna.(...)