29 marzo, 2012

Un último tango.

Pasión y desencanto,
todo en un pequeño rato.
Se abrazaba a un cuerpo,
bailando con su deseo.
Abrió sus brazos desechos,
para que la brisa los elevara,
alzándose contra el gris de cielo,
cayendo de golpe al suelo.
Un soplo de aire fresco,
ventilando un corazón oxidado.
Un último palpitar,
al compás de un viejo tango.
Demasiado furor desmesurado,
se deshilacha despacio,
la loca  ilusión
como  el vestido caído en el suelo,
sin sentido,
bajo un sol demasiado intenso de día,
a la sombra de un marzo,
con escarcha y hielo en la noche.
Y los zapatos de baile gastados,
en el asfalto helado...
Este baile no puede ir tan despacio,
bailemos más...


(Para cuando la razón entiende lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas.Carlos Ruiz Zagón) 

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