segura y clara,
flor silvestre
que se escondía,
debajo de la helada,
de aquel frío, sepultada,
poco a poco, asomaba,
y con el aire,
su perfume,
ampliaba,
viento que me traía
su recordado aroma,
cielo que envolvía
su luz perpetúa,
sol que le brillaba...
y después la noche
que su mirada dulce,
iluminaba...
Todo lo que me sabe a ti, me sabe a poco.
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