Se iba yendo,
resbalándose,
escurridizo,
en su sendero negro,
invisible,
imperfecto,
superfluo,
como murciélago,
alejándose,
surcando la noche,
como mochuelo,
desorientado,
que alza el vuelo,
pétalos secos al viento,
bajo el sol,
ardiente,
en un verano,
insoportable,
llegando al fondo,
en su sendero negro,
un sentimiento muerto.
(De tu infierno aprendí a volar sin quemarme las alas.) (...)
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