20 octubre, 2017

Y tú...

Y tú,
que sembraste en mi puerto,
las flores de tu gracia,
(como le decía Sabina
a su princesa)
como ahora
no iba a recoger
tus pétalos secos,
como iba a barrer
tus huellas pisadas,
los pies en la orilla,
tus semillas al viento
flotando entre restos,
incluso las espinas
pinchando en mi cuerpo,
y mientras tanto,
en un universo
pero más adentro,
en el infierno,
ardiendo,
tu recuerdo,
sobreviviendo.

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