Y yo que creía que con amor todo funcionaría, y ese amor se iría perdiendo, poco a poco sin quererlo bajo el tiempo que pasaría, sin dejar huella alguna de las pisadas que en su momento juntos se andaría, entre las cenizas de aquella hoguera se desvanecería y sin pensarlo en humo se convertiría.
(Todas las horas de mi amor se irán contigo.)(...)
Tiene demasiado viento para que le eche para atrás sin tomar aliento, demasiada lluvia en sus ojos abiertos para remover el agua que cae del cielo, demasiada noche oscura para alumbrarle el día, tiene demasiados demonios para apaciguar sus ángeles internos. (Eres demasiado arte para alguien que carece de sensibilidad)( Quetzal Noah)
Seré tan luminosa, que cuando me pierda, en la noche negra, de mis días siniestros, encontraré reflejada, ese rayito de luz plateada, que ilumina mi mirada, tan azul entre nubes blancas, tan lluvia entre nubladas, tan al sol soleada, risueña entre tristeza, vestida de rosa sobre negro, feliz de malva puesto, llama de rojo fuego, verde hierba en lluvia serena, marrón de otoño nuevo, corazón coraza, que nadie daña, seré un problema resuelto, al suave sol soleada.
(La cuestión no es quien me va a permitir, es quien me va a detener. Ayn Rand)
Tan leve, como cuando el viento, muy delicadamente, hace caer esa hoja seca, que en el árbol yace, en tono amarillo tostado, de sol de otoño, descolorida, tan leve, como ya en el suelo, se vuelve polvo amarronado.
Tarde de lluvia cerrada, en el cielo encerrada, protegida, bajo el techo de madera, encerada, mil palabras, fluyendo por la cabeza, alteradas, manos aceleradas, escribiéndolas, alocadas.
(Tu tiempo de oruga ha expirado, tus alas están listas.)(...)
Y te salpicarían las palabras malignas esas que lastiman y ya no te dañarían, y te lanzarían ofensivas y tú ya no te molestarías, por que sonreirías y eso confundiría, y cuando el cielo oscurecía, ya no te importaría por que sabrías que la lluvia te mojaría y que se resbalarían todas las inútiles cosas que en su pasado día te hicieran una herida, y ya estarías tranquila, y la vida te daría esa paz que tanto querías, y todo volvería, a ser, más bonito, todavía. (Valorar tu propio esfuerzo es un arte que no requiere aprobación de nadie.)(...)
Dejó que el sol de ese otoño le tostara el rostro, alborotó su pelo, se vistió de rosa-autoestima, se subió a sus tacones más altos, borró las sombras de sus ojos, se pintó la sonrisa de carmín rojo, a su cuello en su escote abierto, su colgante de orgullo, puesto, y con su lápiz de ojos nuevo, tachó el final del cuento, ...y la dulce princesa cansada de besar a tanto sapo al dragón a bailar invitó...
(¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?)(...)