Tú que te ibas
sin apenas ser visto,
cuando la lluvia caía,
por aquel febrero loco
bajo el paraguas escondido,
tu rostro confundido,
dejándome desamparada
mojada y fría,
tú que volvías,
cuando el sol salía
más lleno de vida,
calentando mis ratos
inventando,
una nueva despedida,
y yo, que me preguntaba:
¿Cómo me sentía en los días
que por medio se perdían?
(A veces nos creamos la estrella que calienta, en un sistema solar inexistible.)(...)
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