Volabas mariposa transparente,
pero de mil colores,
nacida de la primavera,
con tus flamantes alas,
bellas, alzadas,
pero algo invisibles,
sin apenas notarse,
camuflada entre las flores,
posando suave,
entre el verde del campo,
el azul del cielo,
rozando el horizonte,
hacia arriba,
hacia abajo,
pero siempre,
sin ver vista por nadie,
un día y otro,
pero, tú, solitaria,
volando delicada,
suelta y libre,
por las primaveras,
que pasaban
y por las que vendrían.
(Las alas solo son libertad cuando están abiertas a pleno vuelo, plegadas en la espalda son una carga. Marina Tsveyeva.)
Volvió la vuelta a la esquina
y la calle se vio más luminosa,
cuando la primavera
abría suave su puerta,
y caía una lluvia fina,
surcando por el cielo,
un arco iris disparado,
rayitos de sol,
acariciándola,
iluminado ese camino,
cuando los pajarillos
volando cantaban,
y las nubes negras,
en su cabeza instaladas,
poco a poco
se alejaban.
Subirse a una nube blanca,
flotar entre algodón,
caerse en picado,
derrumbarse en la tierra,
llenarse de ella,
pasando por la lluvia,
llegando la primavera,
cálidos abrazos de sol,
viento tenue acariciando,
y cuando nada te espera,
al aire un suspiro,
saluda positivo,
se hace enérgico,
y va creciendo robusto,
mirando otra vez al cielo...
buscando otra nube blanca.
(Y como no sabía que era imposible...lo hizo.)(...)
Te invito donde la poesía
nos quiera llevar,
en las noches de luna llena
y en todas las demás,
cuando se queda dormida
salpicando fugaces rayos estrellados,
de versos unidos a deseos,
deseos a besos,
bajo su abrazo envueltos,
besar con los poemas,
sentirlos en los labios,
cálidos, ruidosos, tiernos.
¡ Me encantan los besos!
plasmados, escritos, lanzados,
al aire de ese cielo
que los trasporta a varios kilómetros,
y llegan a ese sitio,
donde los esperan, traviesos.
(El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. Gustavo Adolfo Bécquer)
No fuimos eternos
viviendo en nuestro mundo,
porque el destino
cruel enemigo,
no quiso unirnos,
el viento arrasando
nos fue separando,
el frío congelado,
alejando,
y cuando salía el sol
esplendido en su momento,
nos miraba envidioso,
se tapaba de nubes oscuras
y nos distanciaba,
lluvia por aquellos días,
cuando los amores
se pierden,
ahogados en los charcos,
amores no secados,
amores enfriados,
amores que poco a poco
se quedaban
solos en marzo,
arrinconados y olvidados.
(Le pregunté al tiempo: ¿Qué hacer para aliviar mi dolor? el tiempo respondió: ¡Déjame pasar... !) (...)
Tú, quieto mirando,
yo, paciente esperando,
tú, me das tu alegría,
yo, pongo mi sonrisa
y los dos tomamos la risa,
tu pones tu vista,
yo, mantengo mi mirada fija,
y el fuego de los ojos
lanzando chispas,
yo, agito mis manos,
tú, sigues mis movimientos,
los dos bailando juntos
aunque estemos separados,
tú estás lejos,
yo en la distancia,
muy cerca
a tu lado,
nos saluda travieso,
el mismo cielo,
y los dos subidos
en un sueño
por Venecia, volando.
(¡Qué apaguen el mundo y enciendan la música, que el alma quiere melodías, no ruidos!)(...)
Vengo paseando,
soñando con algo
que no tengo,
o que quizás tengo demasiado,
tapado entre mis ojos,
con un pañuelo negro,
y no puedo verlo,
sigo paseando,
imaginando,
que nada es cierto,
que todo el ayer se lo llevó
el viento,
que me empuja despacio,
hacía un confuso futuro,
paseando sin rumbo,
por un destino
entre paréntesis puesto,
me paro
y observo,
el camino en dos sentidos,
que se cruza sin esperarlo,
con una señal diciendo:
hacía el norte persiguiendo sueños
o hacía el sur, fabricándolos.
(Lo que es para ti, te encuentra)(...)
