Volvió la vuelta a la esquina
y la calle se vio más luminosa,
cuando la primavera
abría suave su puerta,
y caía una lluvia fina,
surcando por el cielo,
un arco iris disparado,
rayitos de sol,
acariciándola,
iluminado ese camino,
cuando los pajarillos
volando cantaban,
y las nubes negras,
en su cabeza instaladas,
poco a poco
se alejaban.
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