Frío por dentro.

El sol no nace hoy,
no derrite los copos de nieve,
que se acumulan entre blanco y negro,

que se quedan en el cristal ensuciados,
en esa tarde fea y fría,
de un tal invierno,
que acaba de entrar.
Nubarrones perversos,
pintando el cielo de gris oscuro,
cargado de gotas de lluvia,
que el frío a convertido en hielo,
en ese día nublado
y siempre mojado.
No seca la lágrima,
no caliente la pena,
no da vida a la alegría,
no estimula la  vida.
La melancolía...
ella...
y el tiempo malvado
castigándola por dentro.

(No hay que temer a las sombras, solo indican que en algún lugar cercano resplandece luz.
Ruth Renkel)

¿Blanca navidad?

Ya estás aquí, navidad...

otro año, otro paso...

hasta parece que me gustes,

o solo se queda en eso,

parece,

pequeño, escondido, miedoso...

Un día, ocurre.

Y, entonces ocurre,
ocurre de golpe.
Ocurre que no notas ese aire,
que pasa frío
congelándote el rostro,
ocurre que no vives ese momento,
que se aleja como el tiempo.

Ocurre que no quieres otros besos,
que se quedan pegados sin permiso,
en la comisura de unos labios,
que no puedes escuchar los susurros,
que te pasan olvidadizos.
Ocurre que la sonrisa
no es tu sonrisa.
Y ese día, ocurre
que la pena se esta acostumbrando a ti...

(El instante que dura una eternidad en mi alma)(...)

Un sentimiento.

Se alargaron en el calendario,
los días compartidos,
tachados en rojo vivo,
los que la distancia consumía,
parados en un papel,
que se iba deshaciendo lento,
arrugado y sucio
en una pared pegado.

Andaría a mi lado,
contra viento de invierno,
en la marea baja, pisando,
también a paso lento, directo,
pero siempre a mi aliento.
Se dijo que me cuidaría,
mezclando mis penas
entre risas serenas,
alegrías a medias.
Pero lo que no se explico nunca,
como todo ese sentimiento,
se quedaría encerrado,
entre los recuerdos confundidos,
de un corazón abandonado.

(En algo tan pequeño como una lágrima cabe algo tan grande como un sentimiento.)(...)

Viento con palabras.

Las palabras se las lleva el viento,
la frase tonta del momento.
Palabras que se escapan de los labios,
hacía ninguna parte,
mueven el aire,
de la garganta se asfixian,
de la boca se escupen,

con suspiros, otra vez al viento.
Palabras escritas,
en el papel se arrugan,
se rompen, se deforman,
se hacen pedacitos,
que se arrojan al viento, siempre.
Desordenada la letra,
emborronada la tinta,
con esas lágrimas caídas,
lágrimas humedecidas,
que ahora seca el viento,
viento del norte,
viento del sur,
viento que golpea palabras,
que las lanza lejos,
viento que las destruye.,
viento que no deja rastro.