Aún mojado el suelo de la tormenta,
vas pisando los charcos
y cuando menos te lo esperas,
te deslumbra de nuevo el sol,
coloreando,
todo con su radiante color,
evapora la dulce melancolía,
disuelve el pesado dolor,
deshace la gran pena,
sonríe la lluvia con el día,
cierras el paraguas
y miras hacía atrás,
¡Y te alteras...!
de las pequeñas cosas simples,
que te hicieron sentir mal.
leves motas de polvo,
que el sol esparce por el entorno,
indescifrables, inútiles, invisibles,
pero que en su momento,
bombardearon tu cuerpo.
Como diría Antonio Machado:
todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar...
Fin.
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