Aprendí a fuerza de caer al suelo,
a volver a levantarme, dispuesta,
y a sacudirme el polvo, contenta,
que la sociedad es falsa,
que todo el conjunto del mundo,
se mueve entre dos caras,
que hay que dar a lo que te dan,
o mucho o nada,
que no hay que ilusionarse demasiado,
que la vida es un regalo,
envuelto en papel de fantasía,
que se rasga, despacio,
que el futuro no está escrito
en las estrellas del firmamento,
que el universo es poderoso,
y que solo somos
simples motas de nada
en el, volando,
aprendí a no creer en las palabras,
dejadas de caer como si nada,
Aprendí a no confiar en casi nadie...
(Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada.José Luis Sampedro)
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