tan sensible y vulnerable,
que todo le hacía daño,
roja amapola entre trigales,

lluvia suave de mayo,
luna lunera.
Todo chocaba contra ella,
todo le arañaba,
todo le llegaba al alma,
todo lo lloraba.
Hasta que le llegó el día
ese día aún más claro,
que se le endureció
su frágil cuerpo
y se hizo fuerte y resistente.
...No bajes la cabeza, princesa,
que se te puede caer la corona...
Fin.
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