En un día lluvioso
de casi un verano entrante,
se encuentran en un escrito errante,
palabras llenas de sentimientos,
algunos no expresados
otros, no comprendidos.
La lluvia trae mezclado
a la distancia y al olvido,
la desgana y el hastío.
Lápiz y papel manchado,
tinta derramada,
charcos en el suelo,
agua en los cristales,
en un día en que debería
estar el cielo abierto,
dejando entrar al rey sol
con todo su resplandor.
Y sigo aquí...
perdida entre papeles mojados.
(Las palabras son lo que tenemos.) (...)
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