Te apareces,
detrás del cristal
cuando resbalan
las gotas sin cesar,
entre el rayo de sol leve
que se escapa de la nube,
en el susurro del viento
cuando roza las hojas secas
de ese árbol algo muerto
donde se posan las sombras,
mirando hacia abajo
en el charco del suelo,
mirando hacia arriba
en el gris del cielo,
por el fresco que se posa
en mi cuerpo,
y pasas por mi memoria,
simplemente como una tormenta más...
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