Se va agosto,
tendido al sol,
de luz embriagada,
día de girasol, tostado,
noche de jazmín, perfumado,
lucero estrellado,
tormenta de verano,
con gotas de lluvia,
en el suelo intacto,
un olor favorito,
aroma de tierra mojada,
un charco de agua,
que se salta,
entusiasmada,
adiós agosto,
bañado de recuerdo.
Grito bravo,
lamento enfurecido,
que se forma,
que se mezcla,
con un relámpago,
que quiere ser escuchado,
que cruza la distancia,
con voz encolerizada,
entre el muro del silencio,
que va destruyendo,
sacudiendo,
soberbio,
pero nunca atemorizado.
(...Un ángel en su sonrisa y mil demonios en su cabeza...)(...)
Brilla una ausencia,
a la sombra
de un corazón, alumbrado,
por el faro, derrumbado,
de un puerto, apartado,
débil latido,
ritmo pausado,
sonrisa fruncida,
amplia distancia.
Te quedaste, suspiro,
nadando,
en el recuerdo,
ahora, ahogado,
por el mar del olvido.
(Deberías ser besada más a menudo y por alguien que sepa hacerlo.
"Lo que el viento se llevó.")
Una piel que huele a letras,
eternos poemas,
suspiros, besos,
calor contagiosa,
se adhiere a las manos,
es pegajosa,
cala bajo el sol,
cuerpos sudorosos,
tonos tostados,
brillo en los ojos,
radiantes sonrisas,
sofoco, embrujo,
cálida noche de verano,
luna entra en cuarto creciente,
luna naciente,
luna llena,
imperturbable,
indecente,
insaciable.
Y sigue el calor...
pero como agua
caldeada por el sol,
todo se evaporó.
(¿Y porqué el sol es tan mal amigo del caminante en el desierto.? Pablo Neruda)
Y aquí estaba,
el luminoso verano,
en su horizonte puesto
de azul de cielo,
su sol eterno,
robándole el color,
avispas amarillas,
correteando
de flor en flor,
algo caldeadas,
cansadas,
al son del calor,
y la noche cálida,
grillos cantando,
susurrando serenatas,
a la luz de la luna,
que nunca se asfixiaba.
Vuelve inspiración,
golpéame fuerte,
dame coraje,
dame decisión,
alimenta mi imaginación,
sorpréndeme,
fortaléceme,
revíveme.
Y no pudo la malvaloca,
crecer al son del calor
de ese verano,
no brotaron de su tallo,
fuertes y duras
sus verdes hojas,
y esa flor
con sus pétalos,
grandes e intensos,
se quedó parada,
pequeña y descolocada,
secada de lluvia,
por el sol quemada,
por el viento azotada.
(¿Quién despierta al sol cuando duerme en su cama abrasadora? Pablo Neruda)
