Sin palabras.
Y no pudo la malvaloca,
crecer al son del calor
de ese verano,
no brotaron de su tallo,
fuertes y duras
sus verdes hojas,
y esa flor
con sus pétalos,
grandes e intensos,
se quedó parada,
pequeña y descolocada,
secada de lluvia,
por el sol quemada,
por el viento azotada.
(¿Quién despierta al sol cuando duerme en su cama abrasadora? Pablo Neruda)
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