Y ese día llega,
ese momento perdido,
abres mucho los ojos,
la mente revolucionada,
te asomas tranquila,
y te das cuenta
enseguida de todo,
la memoria
se vuelve más clara,
ves salir la mentira,
tapada de suave raso,
ves como te roza,
sin que te haga cosquillas,
y soplas, despacio,
mandándola lejos,
dejándote como si nada
nunca fuese pasado,
cierras la ventana,
con tu paz instalada,
y te dices: a otra cosa, mariposa...
(La humanidad siempre ha tenido miedo a las mujeres que vuelan, ya sean por brujas o por libres.)(...)
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