Y se iban borrando
los pasos
por el fango,
los zapatos
llenos de barro,
la lluvia que caía
el frío que golpeaba
en el invierno que venía,
el viento que se alejaba
como los días oscuros
en la cuidad perdida,
y la soledad
que seguía gritando
confundida,
tras su velo de seda negra
esperando,
lo que nunca llegaría...
Y después la vida continuaría...
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