Y llegó ese día
en el que aprendió
a ponerse al sol
cuando sentía frío,
a derramar lágrimas
cuando el cuerpo
se lo pedía,
sin esperar pañuelo ajeno,
a pintar su sonrisa
del color de su alegría,
a sacar su rebeldía,
a mandar bien lejos
al miedo disfrazado,
a hacer las cosas
por ella misma
sin importarle lo que decían...
(Cada año cicatrizo más rápido y le agrego flores a mi jardín.) (...)
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