un rayo de sol, lo iluminó,
dejando en él todo su resplandor.
Con su pelo rubio de remolinos eternos,
el niño de mis ojos, grandes e intensos,
agita sus manos, nervioso,
queriendo alcanzar una estrella
sin saber que yo tenía miles guardadas
para que jugara con ellas.
(Recuperado del baúl de los recuerdos)
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