26 junio, 2011

La risa se oye a mayor distancia que el llanto.

¡Sorpréndeme!
Haz que me ría hasta llorar
que se me corra el rimel
que el estómago me duela
de aguantar.
Que salte de felicidad
que no pueda parar
que me siente sin necesidad
que me caiga sin pensar
que me achuche a ti
que te suelte mil besos
sin poderlo remediar.

(El día peor empleado es aquél en el que no se ha reido. Nicolas-Sebastien Roch Chamfort)

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