Amores irreales,
con dirección sin remitente,
sobres cerrados, buzones abiertos,
pasando corriendo, sin prisa
en el reloj de las horas confusas.
Amores furtivos,
con encuentros de espaldas a una sombra,
claridad,
vista desde unas gafas de sol,
y en el cielo...
siguiendo señales de humo.
Amores ligeros, resbaladizos
fantasmas cogidos de la mano,
transpuestos,
dando luz a la imaginación,
garabateando, coloreando
y el papel vacío y blanco
de la ilusión,
pinceladas de pasión.
letras nerviosas y agitadas
que quieren decir mucho,
y no pueden decir nada.
Amores que pasan veloces,
como el viento agitado,
amores que dejan huella en el sendero.
*Robert Browning
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