Mientras que las ventanas,
vibraban con el viento cálido ,
de ese país detrás del mar situado,
que levanta polvo en la lejanía,
que trae arena a la orilla,
que sacude los recuerdos casi olvidados,
con el sol salpicando rayos,
derritiendo los momentos vividos,
en esa tarde de verano incandescente,
febril como mi mente,
con mi alma confundida,
con mi pereza añadida,
escribía con tinta mal gastada,
en frases emborronadas,
que parecía que decían algo,
o quizá,
no dijesen nada.
Y el ventilador seguía girando...
moviendo el espacio
entre la tarde que se iba,
y la noche que aparecía,
mezclando mi locura,
mis ganas de salir huyendo,
con mis alas rotas del intento.
(Déjame volar, aunque tropiece con el cielo, hay noches estrelladas y días que se estrellan contra el suelo. Rosana)
No hay comentarios:
Publicar un comentario