Y me iré lejos,
más allá de donde se pierde
la razón y la mente,
por el camino de los pasos,
andados a intervalos,
corriendo a ratos,
a ratos, empujada por el viento,
huiré deprisa,
tranquila y levemente alterada,
saltando sobre el florido seco,
de los campos de otoño,
surcando a todo vuelo,
por las nubes flotando,
entre el cielo y el suelo,
subiendo y bajando,
levantando hojas secas a mi paso,
enredándome en las raíces de los arboles,
chocando contra el horizonte,
perdida en el presente.
No me hagas decirte adiós,
simplemente, te diré hasta luego.
(La soledad es a veces la mejor compañía y un corto retiro trae un dulce retorno. Jhon Milton)
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