Nieve en el alma.
Fuiste como el aire fresco
que cruza perverso
en el calor de aquel verano intenso.
Las tardes de pisar hojas secas
dentro del otoño sereno.
Ahora me quedo sola,
en este feo invierno,
enfriándose todo mi cuerpo,
mojando de lluvia mi pelo,
helando mis lágrimas
con escarcha en la mirada
y nieve en el alma.
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