Devuélveme,
el azul de mi cielo,
cuando se pone anaranjado,
en sus atardeceres eternos,
el brillo de mi mirada
observando el infinito,
tranquila y sosegada,
devuélveme,
mi pelo al viento,
mi risa rabiosa,
mis ganas de volar sin alas,
devuélveme,
mi camino torcido,
para poder saltar obstáculos,
sin volver la vista
para mirarlos.
(Ya hemos aprendido a ser fuertes. ahora nos queda aprender a ser felices.)(...)
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