Por fin se fueron esos ratos,
se marcharon como habían llegado,
sin pedir permiso,
sin llamar a la puerta cerrada,
sin esperarlos.
Esos momentos de sonrisas desencajadas,
entre bocas distorsionadas
con hipócritas palabras,
que decían siempre lo mismo,
en años pasados, repetido.
Adiós a todo el espectáculo,
de personas dentro de un escenario.
Adiós a todo el montaje,
hasta otro año,
que vuelva de nuevo,
otra vez, todo el falso doblaje.
Vuelvo a mi dulce rutina,
vuelvo a mi verdadera vida.
(El truco está en no esperar nada de nadie)(...)
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