Ese año que se fue
rápido y ligero,
escribiendo repleta de sueños
que dejaron alguna huella
de leve pesadilla.
Ese año que pasó,
por momentos dudosos,
que secó lágrimas saladas,
diluidas en vientos secos,
que traían soles esplendidos,
entre radiantes sonrisas
y ojos llorosos.
Ese año que se llenó,
de algunas penas
y más alegrías,
dentro del corazón
abierto a la vida,
risas y llantos
mezclados entre días.
Ese año caminé sola,
escribí acompañada,
lloré, reí,
me ahogue, resucité, viví,
ese año crecí...
(El secreto de una vida plena es tener más comienzos que finales. Dave Weinbaum)
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