Cuantos minutos pasan en un rato
que va más allá de un momento,
bajo una tarde de sol nublado,
algo que se queda plasmado
en una habitación de puertas adentro.
Donde se pierden dos cuerpos
en un único sitio cerrado,
donde un par de bocas
se funden en una sola,
hundiéndose las lenguas locas ,
encontrándose las manos traviesas,
entre las chispas que desprenden las piernas,
sobre una hoguera de sabanas calientes,
quemándose, abrasándose.
Y tu sudor caía sobre mí...
Déjame verte,conocerte, tenerte...
...Y ese último beso se perdió
entre unos labios mojados de deseo.
(Erotismo y poesía: el primero una metáfora de la sexualidad;
la segunda, una erotización del lenguaje. Octavio Paz)
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