Saco los dramas de mi vida,
para que entren las comedias divertidas.
No me cuentes penas,
cuentame alegrías.
No derramo lágrimas
si no son provocadas
por una risa contagiosa.
Pintaré todos los días grises,
con chillones amarillos
y verdes pistachos...
No quiero santos mártires,
ni quiero buenos hipócritas.
Por mi firme pulso,
escribo:
que vale más un solo hecho,
que mil palabras habladas.
Dame lo bueno
que sale de ti,
no lo malo
que no quiero ni percibir.
(La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír. George Orwell)
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