La ventana se llenó de aromas nuevos,
para que su fragancia entrara dentro
y anulara el olor dejado
de un amor en cautiverio.
Llovió en los cristales con fuerza,
para quitar posibles roces de labios,
de antiguos besos con veneno.
De par en par se abrieron las entreventanas,
para que entrara el fuerte viento
y así se llevara el momento,
de lo que quedó de un recuerdo.
Los restos de objetos...
se tiraron también por la ventana,
en un ataque de lunática rebeldía
y no se molesto en mirar
ni en donde caían.
Y si se le ocurre volver algún día,
la puerta estará encajada,
entre hiedra enredada,
la llave oxidada
y detrás de la ventana cerrada,
no quedará ningún resto
de un pasado imperfecto descompuesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario