Allí donde perdió la contraseña
de su felicidad traslúcida,
pasea aturdida,
sin saber por donde pisa,
taconeando sus dudas,
las remueve del polvo
por el largo y tortuoso,
camino volcado
dirección cuesta arriba.
Le asfixia la subida,
el alma le pesa,
con los ojos camuflados
en gafas oscurecidas,
oculta su mirada perdida,
con su mente confundida...
Pero su espíritu fuerte,
le ha alcanzado,
con su coraje a cuestas
y sus ganas tremendas,
va rompiendo surcos
en el sendero de cemento...
y llega a su meta,
exhausta y contenta.
(Lo que me llevará al final serán mis pasos, no el camino.¿No ves que siempre vas detrás cuando persigues al destino? Fito.)
Tan genial y sublime como siempre
ResponderEliminarAnaxagoras