18 octubre, 2012

Entre tonos cobrizos.

Llegaste como la lluvia de otoño,
sin apenas esperarla,
suave y delicada,
que bebe en la tierra,
que llena las grietas,
y se va volviendo blanda,
resbala inquieta,
mojando discreta.
Como el viento del norte
que va moviendo las hojas secas,
que va cambiando el color,
dejando su olor,
en todo lo que toca,
frágil movimiento
a fuego lento,
que despacio
se te va colando dentro,
que se queda acurrucado,
esperando al frío invierno,
tapado y abrigado,
sin dejarse mover,
apretado a tu ser,
imposible retroceder.

(El mejor fuego no es el que se enciende rápidamente. George Eliot)

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