Llevas encima el dulce veneno,
suave y perverso,
sacas mi guerra ganada,
mi paz instalada,
la lluvia que va
para el mar, salada,
la que apaga el fuego fatuo.
Eres un ser no cierto,
ave que va pasando,
flor que va creciendo,
abriéndose,
bajo el sol naciente,
ocultándose,
en las noches de luna llena,
jugando con las estrellas,
fundida contra mi risa tonta.
Tienes mi mundo dividido,
mi norte perdido,
mi espacio vacío
de mis ganas llenas.
Sabes a sueños,
a todo lo que queda lejos,
sabes a vida, sabes a mi.
(No podría quererte más, pero podría quererte mejor. José Narosky)
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