Querido invierno:
paseo de la mano de tu voluntad,
en un trecho de camino nevado,
con todo el montón de tu soledad,
haciendo crujir la nieve blanca,
con mis pies congelados
dentro de unas botas de puro invierno,
en este último día de febrero perverso,
bajo el gris oscuro del cielo.
¡Me come el frío!
¡Me alcanza el hielo!
¡Me besa el fresco!
¡Que mal me sientas!
Mi querido invierno.
No me abraces tan fuerte,
que quiero tener aire,
para la estación siguiente.
Te quiero decir adiós,
mi querido invierno.
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