Pasaban brotes de viento,
visible apenas,
pero siempre en movimiento,
en su pelo jugueteaba,
asomaba el sol,
entre la nube, lanzado,
su sonrisa ensanchaba,
el verde de su mirada,
al campo contagiaba,
y un suspiro se escapaba,
mirando a las golondrinas,
como revoloteaban,
diciéndole a la vida,
que fuese perdonada,
por los días,
que no la vivía.
(La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos. Marco Aurelio)
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