por escupir palabras
de fuego y lava,
dejarlas pegadas en la piel,
impregnadas,
y después arrancarlas
como si nada.
Cobarde,
por compartir grandes momentos
y después achicarlos
dentro de tu puño cerrado,
rompiéndolos a pequeños trozos,
mirando al espejo
de los reflejos falsos,
cristales clavados...
sangre derramada...
corazón roto...
(El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro. Friedrick Nietzsche.)
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