16 mayo, 2012

Esa cobardía.

Cobarde,
por escupir palabras
de fuego y lava,
dejarlas pegadas en la piel,
impregnadas,
y después arrancarlas
 como si nada.
Cobarde,
por compartir grandes momentos
y después achicarlos
dentro de tu puño cerrado,
rompiéndolos a pequeños trozos,
mirando al espejo 
de los reflejos falsos,
cristales clavados...
sangre derramada...
corazón roto...

(El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.            Friedrick Nietzsche.)

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