Adiós otoño.

Tu pusiste tu aire templado
en mi rostro perfilado,
tu marrón dorado 
en mi mirada,
tus tardes cortas en mi ventana
con mis labios marcada,
tu pequeño fresco
soplando en mi aliento,
tus hojas secas en mis piernas,
tus primeras gotas de lluvia,
tus horas de nostalgias vividas.
Adiós otoño.

Somos instantes.

Vi pasar un tranvía,
y cada día uno más,
y todo el tiempo igual,
siempre en el mismo lugar,
bajo la lluvia cuando caía,
con el sol de compañía,
primavera de flores nuevas,
otoño de hojas secas,
pensé, viéndole pasar,
que lo perdía,
una y otra vez, sin parar,
dejando mi huella pisada,
mi sombra pausada,
con mi mirada perdida,
hasta que llegó aquel día,
que perdí...
las ganas de subir.

No me atormentes, llovizname.

Siendo estrella fugaz sobrevivió,
aunque todo su mundo,
se fuese apagando,
se vistió de color vivo,
se fue perfumando
de flor en tono encendido,
destiño el oscuro,
 y de un gran salto
voló sobre el infinito,
resbalando, 
entre el arco iris intenso,
brillante y luminoso
de lluvia decorado,
y entre un claro abierto
de una nube, un rayito
escapado,
la embriagaba tierno
bebiendo su luz de nuevo.

(Si intentan apagarte, es porque brillas.)(...)

La naturaleza no hace nada en vano.*

Pequeña flor delicada,
que vive aprisionada,
entre los tallos gruesos,
resguardada,
entre las hojas secas,
camuflada,
con el viento
que corre rápido,
y quiere llevársela
contra el invierno
que pasa lento,
que quiere matarla,
la lluvia mojarla...
mientras vive encerrada
en ese hueco asustada.

(La naturaleza es un poema que  yace oculto bajo una forma secreta y maravillosa.                               Juan Eusebio Nieremberg.)
* Aristóteles

Si fuésemos lluvia...

A fuera llueve,
suavemente,
suena su sonido leve
con notas de otoño,
y sus hojas volando,
dándole color
con su pardo desteñido
bajo la lluvia resbalado.
A fuera llueve,
lentamente,
mojándose,
un sentimiento extraviado
que pide ser encontrado
y depositado 
en su lugar adecuado.
A fuera llueve.

Tinta y poesía.

Siénteme  sin tocarme

tómame suavemente

suave sin romperme

rompe mi hielo

y después derritelo

mójate de mi lluvia

duerme bajo mi luna

despierta en mi vida

mírame sin horizonte

surca el camino hacía delante

introducete en mi mente

búscame encontrándome.

(Le han dado al alma sus propios oídos para escuchar cosas que la mente no entiende.)
(Maulana Rumi)

Coleccionistas de momentos.

Aquí estamos,
los que soñamos despiertos,
los que nos acurrucamos dormidos,
los que escribimos poemas,
los que nos vibra el alma
cuando nos atacan las palabras,
los que ponemos puntos suspensivos,
los que a los temporales sobrevivimos,
los que sin saber nadar flotamos, 
los que en este mundo
de seres perdidos
nos damos la mano.

(La tristeza tiene etapas, pero la felicidad capas.)(...)

La valiente de los miedos.

Y entonces se liberó,
se despertó,
de su vida de sonámbula,
con su noche, desesperada,
arrastrándose con la herida infectada,
nocturnando con el alma colgada,
y todo ese delirio,
ya no le molestaba, 
rompió su sabana helada,
destruyo el tiempo maltrecho, 
abrió su puerta cerrada, 
ya no dolía nada,
pintó una sonrisa en su cara,
alargó sus ojos de gata,
vistió su cuerpo de maga,
y después se marchó...

(Se llama calma y me costó muchas tormentas obtenerla. )(...)

Lunática.

Siempre lejos
distantemente  cerca,
despierta,
brillando sola,
iluminada,
sombreada,
paralizada,
el día cerrando,
la noche abriendo,
siempre dibujada
en todo lo alto,
en tono plateada,
inmensa y redonda,
fina y pequeña,
lunática y profunda,
se hace llamar luna
y me envuelve eterna,
en su locura serena.
(Cuidado con dejarse llevar...
que luego cuesta volver...)

Tocar sin romper.

Cuando soy yo misma,
mi misma sombra,
la luz única
que me ilumina,
mi auténtico yo,
mi claro oscuro,
me envuelvo, 
me encojo,
mis pétalos caídos
se van marchitando,
me van desnudando...
¿Dónde estás razón?
¿Dónde estás corazón?
Invencibles juntos
tan cerca y tan lejos
y en el mismo punto...

(Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema... Jaime Gil de Biedma)

Como soplo de aire.

Y llegaste...
soplando el viento fuerte
que despeinaba mi pelo rebelde,
sutil perfume mezclado, 
en momentos de flores, enredado,
tacto sensibilizado
entre manos disimulado,
besos depositados
en labios esperanzados,
cuerpos disecados
con magia rehabilitados,
Y encontraste...
toda mi alma imperturbable
consciente y transparente 
que a todo el mundo le fue indiferente.

(A veces la clave consiste en dejar de buscar y dejarse encontrar.)(...)

Adiós.

Y dejó atrás..
heridas curadas,
cicatrices con vida,
lágrimas secadas,
errores sin dueño, 
huecos en el tiempo,
sueños trasnochados,
nubarrones en el cielo,
poemas pausados,
palabras mudas, 
flores marchitadas...

(A veces es necesario cerrar de un portazo.)

Noviembre.

Noviembre, color viviente,
naturalmente,
hoja seca que surca el viento,
verde amarronado,
en amarillo tostado,
siempre en movimiento,
por el cielo, bailando sola,
árbol repleto de ella,
y en el suelo, tendida,
desecha y crujiente,
noviembre, exuberante,
eternamente.

En un día de lluvia.

Te apareces,
detrás del cristal
cuando resbalan
las gotas sin cesar,
entre el rayo de sol leve
que se escapa de la nube,
en el susurro del viento
cuando roza las hojas secas
de ese árbol algo muerto
donde se posan las sombras,
mirando hacia abajo
en el charco del suelo,
mirando hacia arriba
en el gris del cielo,
por el fresco que se posa
en mi cuerpo,
y pasas por mi memoria,
simplemente como una tormenta más...

La hora del té.

Quizá te volveré a ver,
cruzando por alguna  calle,
tomando alguna taza de té,
sentada en alguna parte,
por el cristal del escaparate,
en la letra que se escucha de una canción,
en el desorden de mi razón,
escrito entre mis poemas,
en el final de las historias,
no sé cuando, ni donde,
pero en cualquier instante,
que mi pensamiento se cruce,
con el tuyo, inesperadamente,
quizá te volveré a ver...

(Los sueños no se olvidan, se abandonan.)(...)

Razones con locuras.

Buscando en la distancia perdida
una sombra desconocida, 
oyendo en el eco de un grito
un silencio en un desierto,
dibujando entre colores vivos
manchas de borrones muertos,
besando contra unos labios
unos besos solitarios,
embriagándose de bebida
en una copa vacía,
bailando sola en la claridad
de una noche de luna dormida.

(Cuando dejas de perseguir cosas equivocadas, la correcta te atrapa.)(...)

Llueve.

Restos de un tiempo casi olvidado
bailan y reposan
por su cabeza, desorientados,
momentos extremos,
vagos pensamientos,
fresca brisa que acaricia, ahora,
su piel vivida,
sobre una  nube gris, agitada,
llorando y lluviosa,
y su otoño en la ventana,
 marrón desteñido
en su cuerpo definido.
...y seguía lloviendo...

(A veces solo recuerdas esos momentos en que lo olvidabas todo.)(...)

Encontrando en la niebla un recuerdo.

Y me acordé de ti,
solo un momento leve,
cuando se cruzó ese pensamiento
por mi mente, velozmente,
grité enloquecida,
para que saliese, rapidamente,
y se lo llevase el aire
de levante fuerte,
para que no lo hiciese retroceder
y no regresara nunca a verme,
que se olvidase de mi, para siempre,
distorsionarlo de mi mente,
... menos mal que solo fue un momento leve...

(Si algo pierde su valor, es que realmente no lo tenía.)(...)

Al mar.

Y  se fue y se llevó,
el fuerte sol de verano,
los días bajo él abrasados,
la luz de sus ojos cerrados,
el último suspiro de su boca,
sus flamantes alas rotas,
la piel en su tono dorado,
los abrazos abrazados,
el beso depositado,
por  todo el cuerpo salpicado...

(...Guarda los suspiros de corazones rotos, y todas las miradas de los hombres que se sienten solos,dejas que la luna por la noche te toque un poco, con la lucecita de los sueños locos...Fito)

Desmotivaciones.

Inquieta como mariposa atada,
paciente con pausa rápida,
llorona sobre alma mojada,
dormida como bella durmiente,
inútilmente sobresaliente,
débilmente fuerte,
rebelde con causa justificada,
sana e imperfecta,
libre entre cadenas sueltas,
espera con ganas desesperadas.

(Momentos que necesitamos de otros pies para seguir caminando)(...)

Des-alada.

Y se dijo a si misma:
mi  misma,
rompe ese muro
que te asfixia,
salta por encima,
aplástalo,
y si queda algo
arrojarlo
al otro lado,
que no sea un estorbo,
ni te detenga,
ni te quite las ganas,
que no te ahogue en sus penas,
...todas las noches...
con el cielo abierto,
...las noches...
 volando sin freno,
...todas las noches...
alumbrándote tu misma,
... las noches...
poniéndote el mundo por montera.

(Haz de tu caída un paso de baile. Acción poética)

Hasta pronto, verano.

Adiós calorcito,
pies descalzos,
agua en el cuerpo,
sol radiante en el cielo
quemando el asfalto,
días llenos de vida,
vida que contagia vida,
noches larguísimas
de lunas celestes
con estrellas brillantes,
colores intensos 
en flores perfumadas,
olores con recuerdos...
sueños que amanecieron
bien despiertos...

(El mundo escribe poesías de formas muy distintas)

Apagada.

Y por entonces...
me sentía algo apagada
y parecía que se acercaba
sin que se notara
de nuevo el otoño...
Y estás, 
en mi olor a tierra mojada,
en mi crujir de las hojas secas,
en la lluvia de mi ventana,
a veces me siento apagada...
y llegas tú, trasportado
por el rumbo del tiempo, 
a llenar el vacío
donde se fabrican los recuerdos,
que un día se hicieron juntos...

Fuera llueve, dentro también.

Y se iba marchando el verano,
y con él,
los lamentos de un árbol
de tronco hueco,
el que daba sombra a todo aquello,
promesas de amor eterno,
ahora ya, fallecido.
y aquellas puñaladas
de letras marcadas,
palabras manoseadas,
heridas violentadas,
que se quedaron allí
como se quedaron en mí,
calcomiéndome por dentro,
pobre árbol tatuado,
pobre amor tronchado,
duradero como la flor
de aquel árbol muerto..

(¿Cuántos años se necesitan para olvidar un minuto.?)(...)

Coloreada.

Rosa de pequeña vergüenza
siempre aparcada
en su lugar adecuada,
azul de la luz
que alumbra la vida
aforo completo 
de increíble alegría,
verde de ilusiones
volando con rebeldía
posándose con cautela,
marrón de algún que otro chaparrón,
negro de duelo
que siempre acaba terminado
aunque parezca eterno,
rojo de fuego
dentro del pecho
corazón chispeando,
amarillo espontáneo
como todo colgado
sobre su hilo algo desatado,
y siempre así...
toda coloreada.

(Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias.
Mario Vargas Llosa.)

Esa luna...

Y hubo un cuento más
con un infeliz final,
no haberse conocido
quizás fuese sido
lo más correcto,
y se cruzó el destino perverso,
entre dos desconocidos indefensos,
y se derrumbó un muro duro,
entre dos lunáticos extraviados,
y la luna  siguió brillando...
alumbrando un camino oscuro,
donde andaban solos
y mal acompañados,
dos seres y un solo sentimiento equivocado...
con su ángel en el alma
y su demonio en la cara,
y la luna siguió brillando...

(Si el amor te lastima, lo estás entendiendo mal)

Solamente.

Un fuego insaciable
que arde en mi cuerpo
fervientemente...
que golpea incansable
que sacude
salvajemente...
que me quema
inevitablemente...

(Habrá un amor en tu vida, tan fuerte que será capaz de destruirte por completo, después solo amarás por pedazos... Benjamín Griss)

Verano incendiado.

Noche calurosa
de luna fogosa
redonda y recalentada.
brillantes estrellas
en su entorno, prendidas,
verano sofocado,
vuelan ardientes luciérnagas
en su ardor, deshidratadas
y grillos de caliente forma
en su calor, achicharrados,
ardiente verano,
cálido movimiento
de ráfagas de aire templado,
fuego saturado,
en el ambiente caldeado,
verano acelerado,
verano incendiado.

Pequeño hueco.

Solo se queda
lo que al corazón llega,
atrapado y encerrado,
dentro de ese pequeño hueco,
aprisionado,
y la vida va rodando,
y todo lo demás vuela,
por el viento, sin parar,
que lo traslada
hacía algún lugar
sin destino,
donde se va deshaciendo,
con el tiempo,
dejando ese pequeño hueco,
para llenarlo,
otra vez, de nuevo.

Queda el momento.

Y de tanto buscar lo incierto,
preguntándose,
por donde terminaba 
la lluvia,
que le resbalaba suave,
donde se escondía el sol,
que le acariciaba leve,
de donde salía la luna
que le iluminaba tenue,
y mientras estaba perdida
en ese argumento,
olvido, inconscientemente,
que lo que realmente necesitaba
era encontrarse...
ella misma...


(...Ahora sopla el viento, cuando el mar quedó lejos hace tiempo...)(Manolo García)

Carta al viento.

Hoy destruí tu carta...
aquella de papel y a mano,
con tu aroma...
tu presencia...
la constancia de tu huella,
tu pulso controlado
todo calculado,
y todo en mi mente, memorizado,
unas cuantas líneas rectas,
todas bien hechas,
muchas palabras huecas,
algunos intervalos,
demasiados puntos suspensivos,
grandes espacios en silencio,
y al final, sin firma...
toda una pura mentira.

(El pasado no tiene vuelta atrás y nada duele para siempre.)(...)

El amor propio combina con todo.

Ella misma...

era ella, siempre ella

en cuerpo y alma,

dibujada y coloreada,

resplandeciente en lo oscuro,

independiente del momento,

contra las circunstancias adversas,

traviesa como las mareas.

bajo la lluvia empapada,

después al sol acalorada,

entre la tormenta soplando 

libre como el viento 

que vivo le abrazaba,

dispuesto;

desenfadada...

mente inquieta...

alas sueltas...

ella era ella...

(Nada puede oscurecer la luz que hay en tu interior. Maya Angelou)

Amor...Amor...

Amores con fecha de caducidad,
que duran lo que dura
ese intenso momento,
cuando simplemente,
sopla ese agitado viento,
los remueve,
salvajemente,
pero que enseguida,
desaparece,
sin apenas rozarte,
como un frío 
atrapado en un verano,
como el calor sofocante
de otro invierno,
suave, muy breve...
se desdibuja de la vista, 
cuando lo escribes
en la orilla del mar,
se va con las olas
sin dejar huella detrás...

(Buenos días "soledad" hoy me he vuelto a despertar a tu lado.Macaco)

Ese momento.

Ese momento que está ahí,
siempre dispuesto
que apenas se deja ver,
que no se hace notar,
que pasa sin verlo,
que se lo lleva el viento,
pero que te roza
todo lento,
para cogerlo de golpe
y apretarlo al pecho,
fuerte,
para que anide
junto al corazón, eterno,
...creo que le llaman felicidad...


(Casi siempre que somos felices no nos damos cuenta de ello.)(...)

Los besos que cayeron fuera de ti.

Y un día decidió
llenar su  espacio
con todos sus besos...
repleto de ellos
allí se quedaron,
guardados...
encerrados...
despistados...
apretados...
olvidados...

(Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema...) (Jaime  Gil de Biedma)

Página blanca.

"De la vida no quiero mucho,
quiero apenas saber que intenté todo lo que quise,
tuve todo lo que pude,
amé todo lo que valía la pena
y perdí apenas lo que nunca fue mio."

(Pablo Neruda)

Saltan chispas.

Te encontré sin buscarte,
entre mi corazón palpitante
y mi sombra ambulante,
en el sitio donde se junta
lo real y lo que no existe,
donde esa llama se incendia
de lo poco que a veces llega,
donde el sol calienta sin quemar
y las lágrimas se olvidan de llorar,
en el rincón más iluminado
de la noche  más espesada,
en el trocito de pecho
donde cabe un universo,
en aquel lugar incierto,
donde la soledad 
se abraza a la fantasía
sin importarte nada más.

Yo antes de ti.

Y te veo sumergido
entre las aguas turbulentas
de mi olvido,
buceando indeciso,
aleteando con prisa,
choca el agua
contra tu cuerpo,
hacía arriba,
sin previo aviso,
salpicándome de lleno,
mojando mi pena,
sacudiendo mi tristeza,
mi corazón latiendo
al baile de tu movimiento
rápido,
y a la vez muy lento...
y caigo en tu abrazo,
mojándome,
y casi sin aliento...

(Me debes un día de lluvia, para empaparme de ti.(...)

Juventud divino tesoro.

Cuando si nos querían o no
dependía solo
de los pétalos de una flor...
si o no...
si o no...
y así terminaba toda la cuestión,
motivados o desmotivados
 de esa decisión,
destruíamos,
todas las flores del jardín
y soñábamos con el posible, si,
felices los que pensábamos así...

Margarita púrpura.

Se va asomando despacio,
muy lenta,
por el claro del cielo,
por la noche en el oscuro,
entre  el tejado
viviendo en la ventana,
como si no ocurriera nada,
delgada y solitaria,
buscando el sol de verano,
el calor y su sosiego,
la luz y su sustento,
el agua de mi regadera,
y mi mirada puesta en ella,
día a día, regándola,
crece única y mimosa,
mi margarita púrpura.

Loca, locura.

Y sé fue diciéndole
al viento del este,
gritándole. loca
casi llorona
y a la vez risueña,
dulcemente salada, 
callada y charlatana,
que se la llevase
con su tímida delicadeza
y su costura algo traviesa,
que la balancease, 
tristemente contenta,
parada e inquieta
y a la vez entusiasmada
de volver a verse
de nuevo volando
al son del loco
movimiento del viento del este.

(Ninguna vida es completa sin un toque de locura.Paulo Coelho)

Me asomé a ver... pero no estabas tú...

Dejé la puerta entreabierta,
con una luna llena
en el cielo encendida,
para iluminar ese camino,
para alentar al destino,
dejé trocitos de mi alma serena,
corazón solitario,
corazón generoso,
mis sentimientos alumbrados,
mi debilidad traicionera,
cuantas emociones dejadas
de una sola manera,
cuantas palabras escritas
diciendo solo una frase incorrecta.

Algo.

Y de repente...
me giré y le miré
de una forma diferente,
aparqué mis alas cansadas
y me quedé allí, pausada,
como hipnotizada,
esperando que me dijese
aunque fuese algo.
A la izquierda de mi pecho,
todo palpitante,
se hizo un hueco, sofocante,
y me quedé allí, plantada,
como abandonada,
y hasta quizá algo consternada,
esperando que me dijese
aunque fuese algo.

 (Y aunque siempre seamos nada, seremos algo.Algo mucho más grande de lo que alguna vez nos permitiremos ser.)(...)

Una flor.

Yo te dí una flor;
la que crecía sin prisa,
entre mi pecho
palpitando con mi corazón,
regada con mi ilusión
abonada de cariño
y demás fantasías de amor.
El otro te dio;
un ramo completo,
cargado de toda emoción.
Pensaste que él, era mejor.
Y lo que no sabías,
era que él tenía
más jardines de esa dimensión,
y yo, solo tenía
esa única flor.

(Si tuviese una flor por cada vez que pienso en ti, podría caminar por siempre por mi jardín.)(...)

Magia sin truco.

Y te pensé,

imaginándote entre los destellos

que lanzaba la luna llena,

que esa noche brillaba,

vacía de todos

llena de nosotros,

cuando aún no estabas

y sin apenas verte,

ya noté tu aroma

envuelto en mi sombra,

dándome  vueltas,

único y diferente,

auténtico e irresistible,

y sin hacer nada

ya sabía que serías algo,

en aquella noche perfumada

de estrellas estrellada.

(Aquí estamos los soñadores, los ingenuos, los que aún creemos  en la fuerza de las palabras.)(...)

Cóctel.

Toda clase de sensaciones
metidas dentro de un bote,
se cierra, se agita,
se oprime, se remueve,
cóctel de emociones,
agridulce de decepciones,
trocitos de melancolía,
con agua de lágrima,
polvos en besos,
dulce de comienzos,
rociado de enredos,
salpimentado de consuelos,
gotas de alegrías,
raspadura de penurias,
cargado de amores,
aguado de desamores,
mezclado de motivaciones,
así esta en el pecho...
el corazón, cociéndose
a fuego lento.



(Escribir es contarle a todos lo que te dijo la soledad.) (...)

Me tocaste... y me fui contigo

Simplemente perdida...

detrás de la sombra

que se va moviendo

según ese astro sol,

que va pasando, 

al ritmo de su lento

vaivén cotidiano,

de día tras día

que siempre va atardeciendo

y a la luna

después le cede el paso,

cuando está llena

y nocturna como ninguna,

encima de su sombra puesta

y todavía perdida...

No tengo espacio para tanto vacío.

Vuelves, tan inesperadamente,
de nuevo vuelves,
con tu fachada de melancolía,
tu interior de filosofía,
con una historia nueva a cuestas
salpicada de amor a pinceladas,
arrastrando tu soledad dolorida
bajo una manta de invierno,
detrás de tu disfraz escondida
supuesto príncipe enamoradizo,
a medias galante,
caballero sin escaparate,
artificial, superficial.
Vuelves, tan tranquilamente,
vuelves,
a recoger por el camino
los trozos de un corazón roto
sin saber que hace tiempo
logró sobrevivir solo.

(Nosotros, los de antes ya no somos los mismos. Pablo Neruda)

En pocas palabras.

Tanto como ese cielo oscuro,
claro de verano intenso
cargado y repleto de luceros
que brillan en la noche tercos
sin que nada de nada 
pueda jamás fundirlos.

Tanto y tanto como si toda
esa ligera y espesa magia
se quedara siempre reflejada
tan solo y mucho alumbrando
en una pequeña y gran llama,
que ni el mismo firmamento entero
nunca pueda moverla de su sitio.

(Te quiero tanto, tú lo sientes, ¿verdad?. Julio Cortázar)

Con las últimas gotas de mayo.

Y paseo mojada,
con la lluvia que cae sin prisa
el viento que la agita
me balancea con mesura,
un cielo cerrado,
dentro de un día lluvioso
de campos resplandecientes,
hojas brillantes,
flores incandescentes
aromas sublimes,
montones de sensaciones, 
en un campo perverso,
cien nubes grises
que tapan el celeste del cielo,
mil nubes grises 
que esconden el sol,
dejando ver su cerco,
y la vista empapada de todo,
disfruta dejándolo pausado
en la mente eternizado.

(Ver es creer pero sentir es estar seguro. Jhon Ray.)